lunes, 1 de junio de 2009

(3) PRIMER CURSO ESCOLAR (1983-84) EN EL CENTRO CERAC, DE LA GARRIGA.

Los primeros tiempos de la asistencia de David en el Centro Especializado para la Reeducación de Autistas y Caracteriales de Cataluña (CERAC) en el municipio de la Garriga, comarca del Vallés Oriental, en la provincia de Barcelona fue de absoluta normalidad. Su padre lo trasladaba a diario, de lunes a viernes, desde su domicilio de Sant Boi de Llobregat, a la Plaza de España ,de Barcelona, y en aquel punto, junto con otros usuarios del servicio, los recogía un autocar del transporte escolar del Centro. Salía a las 9:00 horas de la mañana, hacía un recorrido por unos puntos de la ciudad, para recoger a otros alumnos y seguidamente se trasladaba al Centro de La Garriga. Al llegar al colegio, iniciaban las actividades previstas hasta la hora de comer. La comida del mediodía formaba también parte de su reeducación. Luego por la tarde se reanudan las actividades hasta el horario de la merienda y con la finalización del horario escolar, a las 17:30 horas. Nuevamente con el autocar, con el itinerario de regreso. David llegaba alrededor de las 19:30 horas a la Plaza de España, de Barcelona, donde le esperaba su padre y de regreso al domicilio de Sant Boi de Llobregat, del que separaban 12 kilómetros y con el tránsito rodado de aquella época, suponía invertir otros 30 minutos en el desplazamiento.
Desde muy temprana edad, David hacía sus esfínteres en el orinal, si se tenía la precaución y la paciencia de colocarlo allí y esperar a que los hiciera, pero entre el trayecto de ida y vuelta en autocar , y en el colegio, llegaba cada día a casa con un mínimo de ocho calzoncillos y camisetas interiores mojadas. Lo primero que hacía su madre, era ponerlos en la lavadora, pero el problema radicaba en que no secaba, atendida la humedad que la presencia del río le confiere al municipio. Optamos por tener el doble de prendas disponibles y finalmente tuvimos que comprar una secadora automática.
Los informes trimestrales eran ciertamente esperanzadores en lo referido a la aceptación de nuevos espacios y de compañeros y educadores que le eran desconocidos, y en el correspondiente a aquel primer curso escolar 1983 -84 reflejaba que "Creemos que David llega al final de este curso con una evolución muy favorable. En los inicios, el mes de setiembre, daba la sensación de que estuviera pasando una crisis en todos los niveles, puesto que lo notábamos muy desconectado, tenía una obsesión por los "potes" y constantemente se hacía pipí encima...". Después de analizar las evoluciones observadas en la medida que transcurría el curso, recoge el informe que " Aparte de que fuera adquiriendo nuevo vocabulario, a partir de enero/febrero , que es cuando advertimos una mayor predisposición en el aprendizaje, hicimos todo tipo de ejercicios. y realmente estamos muy satisfechos del proceso que ha hecho David".
Entendiamos nosotros que era muy penoso para David, con seis años de edad y el handicap que le afectaba, tener que levantarlo a las 7:30 horas de la mañana, lavarlo, vestirlo, darle el desayuno y trasladarle a Barcelona. Luego un trayecto de 52 kilómetros hasta la escuela. Otros tantos kilómetros de regreso y llegada a su domicilio a las 20:00 horas. Darle la cena y acostarle temprano, que al día siguiente tenía nuevamente que madrugar. De ahí que preguntáramos a la Dirección del Centro si entraba o no en sus proyectos cambiar más adelante la ubicación de la escuela. Nos dijeron que no, que aquellas instalaciones eran ya el lugar definitivo. Conocida esta intención, decidimos trasladarnos a vivir en La Garriga. El padre de David era el Director Técnico de la empresa "Saneamientos Urbanos" (Sanursa), concesionaria de los servicios de recogida de basuras y limpieza viaria del municipio de Sant Boi de Llobregat, y tenía su puesto de trabajo en este municipio. Su hermano, Jordi, era alumno de las Escuelas Salesianas, de Sant Boi de Llobregat y tenía por aquel entonces 12 años de edad. Valoramos las posibilidades y decidimos dar el paso. Los fines de semana íbamos a La Garriga para localizar una vivienda que reuniera unas determinadas condiciones, como podían ser la proximidad de la escuela; carencia de circunstancias que pudieran suponer peligro para la integridad física de David ; cerramientos para evitar posibles fugas y otros determinantes aspectos de seguridad, imprescindibles en nuestro caso. Pasado algún tiempo, encontrábamos lo que mejor se ajustaba a nuestras necesidades. Un piso planta baja con pequeño patio exterior, en la mismísima calle del colegio, del que le separaban unos doscientos metros. Era la Ronda del Carril, número 25. Se tenía que cruzar un paso a nivel de la RENFE , de la línea L'Hospitalet de Llobregat - Puigcerdá, que transcurría por el centro de este vial. Seguimos conservando el domicilio de Sant Boi de llobregat, por lo que juntamos todo el dinero de que disponíamos en aquel momento y con la concesión de una hipoteca para cubrir la cantidad restante, compramos aquel piso y una plaza de parking en el mismo edificio.

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